Qué difícil es usar las manos correctamente y no quererlas esconder en los bolsillos. Pero está claro que si tenemos manos y brazos será mejor utilizarlos mientras hablamos en público o frente a una cámara. En los matices está la diferencia. Spoiler: al final de este artículo os invito a participar en un pequeño y divertido concurso.
Nuestros ojos están muy ocupados mirando, viendo, expresando cómo nos sentimos en cada momento. Reaccionan a cada uno de nuestros mensajes y pensamientos y con transparencia van aportando vida a nuestros discursos. Las manos se comportan de modo similar, pero sólo si las dejamos un poco más libres. El instinto de imitación nos puede conducir a juntar las yemas de los dedos. Realizaremos acciones que jamás de los jamases haríamos tomando un buen café con un buen amigo. El inconsciente, nuestros nervios, nos atrapan y toman el control de nuestras manos. ¡No podemos permitirlo!
Para comunicarnos usando las manos con naturalidad debemos respirar y devolver el control de nuestras manos a la misma fuente que aporta vitalidad a nuestros ojos: nuestras motivaciones y emociones.
Las manos pueden aportar ritmo a una oración, acompañan y escenifican situaciones, nos aportan información adicional para el espectador. Pero, sobre todo, tus manos son tuyas. No hay otro par igual. Hagas lo que hagas, no imites jamás el gesto de otro. Déjalas tranquilas y verás como, sin tanta presión, acompañarán cada uno de tus mensajes.
Hay que sentir qué queremos decir y por qué queremos decir algo para que las manos puedan ayudarnos en nuestro discurso.
Me explico: no puedes realizar gestos con tus manos a medias. Del mismo modo que es muy fácil ver cuando alguien sonríe de manera fingida, así ocurre con el movimiento de nuestras manos. En el momento en el que tu cabeza da la orden a tus brazos de “marca el gesto y señala para mostrar autoridad” se produce una desconexión total entre lo que quieres decir y lo que dice tu cuerpo.
Cuando hablamos de lenguaje no verbal, el corazón y el cuerpo mandan. Cualquier atajo o tip con el cual quieras añadir gestos sin fundamento dentro de tu discurso, te harán parecer un robot. Y la gente quiere escuchar personas y no máquinas automatizadas de marcar gestos y frases hechas.
¿Ok, pero Joaquín, dime qué puedo hacer con las manos?
- Úsalas cuando lo sientas. ¿Sentir? Sí. Para comunicar hay que transmitir y para transmitir es necesario conocer nuestros propios sentimientos y emociones.
No te obligues a moverlas todo el rato. Ten la valentía de no moverlas. Espera el momento adecuado. Condensa tu deseo de moverlas y cuando lo hagas trata de ser consciente de cada milímetro y fracción de tus manos. - Cuando no las uses déjalas relajadas a tus costados. No las metas en los bolsillos ni las escondas. No te rasques la ropa ni te toques el anillo. Recuerda que cada vez que hablas lo haces con todo tu cuerpo. No puedes hablar sobre un tema mientras tus manos se rascan un brazo. (Sería como si hablaran dos personas al mismo tiempo).
- Trata de ser claro con tus gestos. No los dejes a medias. Si realizas un movimiento, hazlo. No te quedes flotando.
- Por último lo más difícil: Déjate llevar. Lo importante es que hables con propiedad y sientas lo que estás diciendo. El movimiento de las manos vendrá por sí mismo si te das permiso para salir del renglón ya instruido y nuestro instinto de imitación de los medios de comunicación.
Pero, por encima de todo, os dejo un consejo:
Ante la duda, deja las manos quietecitas.
Céntrate en tu mensaje, en el objetivo de tu charla, en creerte cada cosa que dices. Y lo demás vendrá sólo. Y si el cuerpo no te pide que muevas tus manos, pues no las muevas.
No moverlas te restará mucho menos que si las mueves y te transformas en un robot. Lo principal es que cuando hables, pase lo que pase, puedas continuar siendo lo más tú posible. Sin espejos, sin juicios. Aquí ayuda recordar que el objetivo de aquello que decimos siempre es más importante que nosotros mismos. El mensaje es más valioso que nosotros mismos. Cuando llevamos un discurso de gestos vacíos y coreografiados le estamos quitando protagonismo al mensaje y lo estamos llenando de un ego que no convence a nadie ni aporta nada en absoluto.
¿Que hay gente que lo usa y gana las elecciones? Pues sí. Pero… eres tú uno de ellos? ¿Quieres que la gente sienta lo mismo que sientes tú cuando ves a un político firme e inexpresivo que mueve las manos con firmeza y subraya cada uno de los puntos sin separar un milímetro cada uno de sus dedos?
Si quieres un discurso más cercano, personas que parecen personas cuando se suben a un escenario, entonces estás donde tienes que estar.
Si quieres un discurso más cercano, personas que parecen personas cuando se suben a un escenario, entonces estás donde tienes que estar. En este blog irás leyendo artículos sobre oratoria y técnicas que usamos los profesionales escénicos para comunicar desde la autenticidad. No es un camino sencillo. Pero ya verás que merece la pena.
Concurso pre Black Friday
Un concurso muy sencillo, un challenge sin filtros:
- Envíame un vídeo en el que muevas las manos y no parezcas un robot o un presidente del gobierno.
- Duración máxima de 2 minutos.
- Cuida la luz y trata que se te vea en plano americano (de la cadera para arriba) o de cuerpo entero.
- De los vídeos enviados todos y cada uno de vosotros recibiréis un vídeo respuesta con mi feedback.
- La fecha límite para entregar el material es el Lunes 23 de Noviembre a las 23,59 h. (Una semana hay tiempo de sobra, daros más tiempo es casi como deciros que no lo hagáis).
El ganador (haré un sorteo de estos con apps aleatorias) se llevará un pack de mi programa «Check your pitch» de 3 horas y 30 min de duración valorado (por mí mismo que pongo los precios) en 300 €. Posibilidad de realizarlo online o presencial (en Barcelona). Mostraremos un antes y un después para disfrute de todos y que aprendamos juntos más sobre el arte de comunicar desde la autenticidad haciendo que somos «seres humanos normales«.
Puedes enviármelos por LinkedIn: Perfil profesional de LinkedIn.