Hay que reconocer que el storytelling nos gusta porque a todos nos encanta escuchar una buena historia.
Si tienes hijos, tal vez cuentas la misma noche tras noche.
Quizás tengas ese texto que no te cansas de releer o ese anuncio que no te importa ver una vez más porque lo que te trasmite, te llega.
Así que antes de continuar…
Te cuento una historia
Un día cualquiera a orillas del Guadalquivir, varias personas contemplaban un cuerpo que permanecía inmóvil en el suelo.
Era un niño, de unos 6 o 7 años.
Nadie sabía qué había pasado, ni por qué estaba allí.
En ese momento, me dije a mí mismo: “levántate que la gente te está mirando”.
Me caí de la bici la primera vez que monté y la vergüenza me hizo permanecer casi un minuto tirado porque la gente que me miraba quería saber si me había hecho mucho daño.
Seguro que tú también te caíste mientras aprendías a montar en bici.
La verdad es que a mí me dolió más el orgullo que la caída en sí.
Me levanté, pasando toda la vergüenza que te puedes imaginar, volví a montar y me volví a caer, pero recorrí unos metros más.
Ahora es mi medio de transporte favorito.
Y, ¿sabes algo?
Aún tengo una cicatriz de ese día, un día en que aprendí dos lecciones: cómo no se monta en bici y a perseverar.
Ese mismo niño, años después, se tuvo que enfrentar a hablar en público.
“¡Qué vergüenza!, esto va a ser como aprender a montar en bici” -pensé.
La primera vez no me salió bien, pero no lo dejé de lado por ello.
Leí libros, fui a cursos, practiqué (mucho)… y hoy lo hago con naturalidad.
Al principio cuesta comunicar y hablar con soltura ante el público, pero no te preocupes porque estás en una web donde tienes lo que necesitas para conseguirlo.
Y si precisas un poco de ayuda, Joaquín Guerrero está encantado de ayudarte con sus sesiones 1 to 1.
A la primera te invita la casa.
¿Por qué es importante el storytelling?
Estamos programados para reaccionar ante quien nos va a contar algo y prestarle atención.
En las últimas décadas los estímulos externos se han hecho tan fuertes que cada vez es más difícil captar la atención de alguien, pero cuando escuchas una historia que te entusiasma, tu cerebro se activa y te dice “deja de mirar el móvil que esto es más interesante”.
Aunque en realidad segrega dopamina y oxitocina entre otras sustancias, pero los términos científicos los dejo para otro post.
En definitiva, si estás en un escenario frente a un público o tienes que escribir un texto, las palabras “te cuento una historia” funcionan mejor que “abracadabra”, porque esto no se llama magia, se llama storytelling.
Storytelling vs. narrativa, ¿en qué se diferencian?
Todo storytelling tiene su parte narrativa.
Es obvio, vas a contar una historia de forma escrita u oral, pero no toda la narrativa es storytelling.
En la narrativa, narras, pero el objetivo principal es contar una buena historia.
En el storytelling tienes que pensar en qué quieres conseguir antes de en qué historia contar.
Los objetivos son importantes porque es hacia donde debes encaminarte. De nada sirve que la historia que cuentes sea la mejor si no tiene una relación directa con el fin que quieres lograr.
Y este fin no debe ser únicamente entretener.
¿Qué debe tener mi storytelling?
Esta forma de comunicar tiene unos “ingredientes” principales que no deben faltar.
La historia es importante y cómo la cuentas es el vehículo con el que transportarás a tu audiencia a través de ella.
No la hagas compleja ni demasiado larga.
Si es difícil de seguir no conectas con las personas, nos gusta que nos pongan las cosas fáciles cuando escuchamos, y si es muy extensa agotas el tiempo de atención.
No te olvides del final. Es igual de importante que el de una buena novela o el de una buena película porque es donde dices a quien te escucha qué quieres que haga a continuación.
Vamos por partes:
Tu historia (o la de tu marca)
Parece bastante lógico, pero no sabes la de veces que alguien cuenta algo basado en hechos reales… de otra persona.
Si voy a escucharte, quiero conocer tu historia y tus qué, quién, cómo y por qué.
Desde que naces te pasan cosas, algunas las recuerdas y otras las dejas en el fondo de tu memoria, pero las primeras, ¿a que es porque te marcaron de algún modo?
Esas situaciones son las que van forjando tu forma de ser.
En mi caso, me obligué a vencer el miedo a volver a caerme y a perseverar hasta que aprendí a montar en bicicleta.
Hubo una transformación en mí que después me ha servido para otros momentos.
A tu marca también le sucede.
A menudo estas situaciones están alineadas con los valores que tengas y con el objetivo que te hayas marcado en tu vida corporativa.
Entonces, ¿por qué me vas a contar nada de otros?
Tu historia es la mejor que tienes, pero cuéntamela de verdad.
No menciones cosas que no sucedieron, historias edulcoradas o muy adornadas porque se nota a leguas que no son del todo ciertas, y lamento decirte que eso causa un efecto de rechazo.
Tampoco hace falta que empieces siempre por el principio. Dentro de tu vida o de tu carrera profesional has vivido muchas cosas y todas forman parte de ti.
Como te decía antes, tu forma de ser o los valores de tu empresa.
En definitiva, lo que te hace auténtico.
Sin embargo, para conseguir un buen storytelling tienes que seleccionar qué vas a contar y por qué.
Te recomiendo que escribas tu historia al completo porque:
- te das cuenta de los eventos importantes de tu vida personal y/o corporativa.
- ordenas tus ideas.
- te permite seleccionar qué parte contar según tus objetivos.
No cuentes siempre la misma historia.
Imagina que yo siempre hablo de cuando me caí de la bici… me escuchas un par de veces, pero a la tercera buscas a otra persona.
Coherencia
Lo que le falta a muchas historias.
¿Cuántas veces has escuchado a alguien que ha comenzado a hablar de un tema y “se ha ido por las ramas”?
Quizás te has preguntado “¿De qué me estaba hablando?”, has perdido el interés y automáticamente piensas en cualquier otra cosa.
Si el storytelling fuera una obra de teatro, te hablaría de la línea argumental, y en cierto modo se parece bastante.
Lo que cuentes tiene que tener un comienzo, un nudo y un desenlace e incluso algún giro argumental.
En la historia de la bici sería: niño caído de la bici – niño que se levanta y vuelve a montar – adulto que persevera en sus proyectos gracias a la transformación que consiguió, mientras que el giro argumental es que ese niño anónimo era yo, pero eso no lo sabes hasta que te lo cuenta la historia.
Si el comienzo es malo, corres el riesgo de perder la atención. Es uno de los momentos cruciales y si lo consigues, por favor, no lo eches a perder contando cualquier cosa.
Dale sentido a tu storytelling de principio a fin, y las demás historias que quieras contar déjalas para otro día si no tienen relación con el argumento y con el objetivo.
El final es como el “chimpún” de una composición musical.
Si has llegado a ese momento con la atención de tu público puesta en tus palabras, acaba con sentido.
Ritmo
El ritmo no es solo aplicable a las actividades relacionadas con la música.
Cualquier forma de comunicar tiene ritmo.
Para el storytelling consiste en mezclar frases de diversa longitud: las largas te sirven para expresar ideas más complejas, mientras que las cortas le dan rapidez a tu mensaje.
Si estás frente a un público en directo, el ritmo lo consigues con tu voz. Puedes hablar más rápido o menos. Todo depende del efecto que quieras conseguir en tu público.
No hay nada más aburrido en la comunicación que la monorritmia, así que juega con las longitudes de frases y también con la velocidad cuando hablas para transmitir mejor tu historia.
Y no olvides los silencios. La ausencia de sonido también es una herramienta que puedes usar si no abusas de ella.
Respuestas
Todos los que te leen y te escuchan esperan de ti algo, por muy fans tuyos que sean.
Estás contando una historia, tienes su atención y se acerca el “momento chimpún”.
Para este momento, guarda tu transformación, qué conseguiste gracias a lo que te sucedió y cómo pueden conseguirlo los demás: las respuestas que tu audiencia espera tener.
¿Qué respuestas son esas?
Depende de tu público y solo tú puedes saber qué esperan de ti, cómo puedes ayudarles y conseguir que esa historia sea inspiradora y les dé soluciones y herramientas para que ellos logren sus objetivos.
Recuerda que el final del storytelling, a menos que sea cuando escribes un “sobre mí”, debe llevar una llamada a la acción.
Volvemos al ejemplo: si perseveras es probable que consigas tus objetivos, pero también estás en el sitio indicado si necesitas alguien con quien mejorar tu técnica para hablar en público. Por otro lado, si prefieres quedarte en el suelo no aprenderás nada nuevo.
El cambio depende de ti, pero si necesitas asesoramiento, estás en el lugar indicado.
Cómo construir un buen storytelling
Acabas de leer qué debe tener tu historia, pero el proceso de creación también es importante porque tienes que poner a trabajar a tu “yo” intelectual.
Es proceso creativo complejo, introspectivo y gradual.
Ante todo, lánzate a crear tu historia. Vas a obtener un resultado imperfecto, pero ya tienes algo sobre lo que trabajar.
Después ve cambiando lo que no te haga sentir auténtico. Si no te sientes identificado con una parte, no es buena. Trabaja sobre ella hasta que percibas que lo que comunicas está en línea contigo mismo.
Nadie ha dicho que construir un storytelling sea fácil, así que persevera en tus intentos porque seguro que llegan buenos resultados.
Veamos por dónde empezar:
¿Qué quieres conseguir?
Esta pregunta es la primera que debes hacerte antes de construir tu storytelling para poder marcar los objetivos que quieres conseguir.
También te sirve para la conclusión.
Toda historia tiene una moraleja e incluso puede que sea el punto de partida para decirle a tu audiencia qué quieres que haga si estás en un entorno vinculado al marketing.
Un buen storytelling suele tener horas de trabajo detrás de cada frase.
Todas las palabras son parte de un camino que tu público va a recorrer contigo, así que piensa dónde los quieres llevar.
Recuerda que no es contar una historia por contar, sino que debes dirigirla para lograr una meta.
Volvamos al ejemplo: ¿qué quiero conseguir? ¿Que montes en bici? No. ¿Que perseveres en lo que hagas? Sí, pero no.
Lo que busco es que si eres de esas personas que perseveran, que no arrojan la toalla, que quieren conseguir sus objetivos y buscas un espacio donde mejorar tus dotes comunicativas te quedes aquí y al menos pruebes una sesión.
Tu objetivo es lo primero en lo que tienes que pensar.
Conoce al público al que te vas a dirigir
Este punto es importante porque van a ser quienes te lean o te escuchen.
Conocer quien está al otro lado te da el poder de adaptar tus palabras y elegir cuáles son las que mejor pueden transmitir el mensaje de tu historia.
Hay storytellings que funcionan más o menos igual para todos los públicos, pero no suele ser así.
¿Le contarías tu historia del mismo modo a un grupo de directores de empresa que a una clase de 4º de E.S.O.?
Lo más probable es que no, primero porque el nivel cognitivo es diferente, y segundo porque sus intereses y objetivos también lo son.
Si tienes esta información, úsala a tu favor y adecúa la historia a la forma de transmitir que tiene cada uno sin perder tu esencia.
La dificultad viene cuando no conoces a tu público o no es homogéneo.
En estos casos, haz una imagen mental de quién es la persona a la que te vas a dirigir, una sola, y dirige tu historia hacia ella.
A pesar de ello, cuánto más veces te comuniques, más conocerás el perfil de esa persona que has creado y lo perfeccionarás con las experiencias que vivas.
Historias, no datos
¿Recuerdas esa historia que te contaron en aquella ciudad que visitaste en unas vacaciones?
¿Y la fecha en la que ocurría esa misma historia?
Apuesto a que las respuestas son sí y no.
Eso es porque solemos retener mejor la información que contiene una historia que los datos precisos que escuchamos.
Nos interesa saber qué ocurrió en las vidas de otras personas y si es la historia de quien está hablando o escribiendo, el interés aumenta.
Sin embargo, los datos tendemos a olvidarlos a menos que sean importantísimos.
En el ejemplo no te doy ningún dato cronológico porque probablemente lo olvidarás y no es importante para el objetivo que busco.
Si te digo que me caí en mayo de 1991, ¿el mensaje cambia?
No.
Así que antes de introducir un dato piensa si es de los que aporta o de los que es probable que se olviden.
Sencillo, no simple
Una historia sencilla es aquella que es fácil de entender.
En este caso no es sinónimo de simple, porque un storytelling simple no transmite, no llega, se queda en lo superficial y pasa sin más.
Sin embargo, usar palabras sencillas ayuda a conectar porque facilita el mensaje.
Aquí te dejo algunos ejemplos de cómo hacer más sencillo un mensaje sin que sea simple por ello:
Elimina las repeticiones:
Las palabras repetidas aburren y hacen el mensaje más pesado. Es frecuente que cuando creas repitas algunos términos.
A mí también me pasa y para evitarlo recurro a los diccionarios de sinónimos. Es un recurso muy práctico.
Usa frases cortas y largas:
De esto hablamos en el ritmo, pero usar frases cortas hace más sencillo que se comprenda el mensaje.
Evita las ideas abstractas:
Las palabras que representan conceptos tangibles suelen crear una imagen visual imaginaria que transporta a otro lugar.
Las ideas abstractas son mucho más complejas y no favorecen esta conexión.
Tienes dos opciones: o las sustituyes por otras que sean más comprensibles, o pones un ejemplo con las que puedas ayudar a que lo entiendan.
Transmite un mensaje claro:
Sigue el principio KISS (Keep It Simple, Stupid!). Si puedes hacerlo sencillo, no te compliques la vida.
Usa un solo mensaje y asegúrate de que esté claro cuando lo transmites en tu historia.
Storytelling para todos los sectores
Antes o después tendrás que comunicar e incluso hablar en público te dediques al sector que te dediques y puedes pensar que hay temas en los que el storytelling no encaja.
Nada más lejos de la realidad.
Si tienes que escribir un informe o tienes que hablar en público, puedes usar estas técnicas narrativas para captar la atención y hacer que te lean o te escuchen con más facilidad y de manera más activa.
¿No te ha ocurrido alguna vez que has ido a una reunión aburridísima porque la forma de transmitir las ideas no era la más atractiva?
No desesperes, desde este blog iremos dando consejos para diversos sectores para que puedas adaptarlo al tuyo.
Qué puedo conseguir con el storytelling
Ahora vamos con la parte más bonita de esta forma de comunicación: los logros intangibles.
No se pueden tocar y son difíciles de medir con cifras exactas, pero son los que te hacen sentir mejor.
Emoción
Cuando haces vibrar a las personas con tu historia les haces sentir, evadirse por un momento y centrar toda su atención en tus palabras.
Esa sensación crea una conexión invisible por unos instantes. Es ese momento en que ni la poderosa pantalla del móvil puede con el interés que estás suscitando.
¿Por qué? Porque estas personas están creando inconscientemente una escena. Como cuando lees un libro y te imaginas a los personajes, los ambientes, los colores o los olores.
Van a querer saber qué ocurre en ese storytelling y tú tienes la capacidad de transmitir esa emoción que sientes al contar tu historia a otros.
Si lo haces de forma presencial, recuerda que tu tono, tu ritmo, tu lenguaje corporal y tu expresión acompañan a tus palabras y son muy buenos aliados en la comunicación.
En el ejemplo de hoy, cuando lo has leído ¿has sido una de esas personas que miraban por un momento? o tal vez, cuando has leído que me caí de la bicicleta ¿has recordado la imagen de alguna vez en la que te caíste?
Si es así, he logrado emocionarte porque has sido parte de la historia por unos segundos.
Autenticidad
Sin duda alguna es una de las palabras que más se repiten en este blog.
Ser auténtico tiene un beneficio indiscutible: no hay otro como tú. Consigues que te reconozcan y diferenciarte de los demás.
Con el storytelling ocurre exactamente igual.
Cuéntalo como si se lo contases a un amigo, sé cercano aunque recuerda quién es tu público, y transmítelo con tu forma de comunicar.
No emules a nadie, solo conseguirás ser un imitador, pero eso es poco auténtico ¿verdad?
Como te decía al principio, tampoco cuentes una historia que no sea tuya. Tu vida no es perfecta, ni tu trabajo, seguro que te has equivocado y acertado casi por partes iguales… como nos ocurre a todos.
Sin embargo, estas decisiones que tomas son porque tienes un sistema de valores, has tenido que elegir, se te ha presentado una oportunidad o te ha ocurrido algo significativo.
Estos son el tipo de cosas que las personas quieren conocer.
Empatía
Que bonito es el significado de esta palabra. Si todos fuéramos un poco más empáticos, seguro que el mundo sería un lugar mejor.
Con tu storytelling puedes conseguir que empaticen contigo.
Una historia tiene mucho poder porque las palabras transmiten.
Aprende a usar esas palabras que conectan con las emociones y lograrás que quien te escucha se ponga en tu piel durante unos minutos.
Esto significa que te van a comprender, que van a compartir tus emociones e incluso que se sentirán identificados contigo porque han pasado por algo similar.
Lograr esta conexión es importante porque nos hace más humanos.
Si tú también te caíste de la bici, seguro que has empatizado con el niño de la historia y has pensado mentalmente en el momento en que te ocurrió a ti.
A mí me han llegado a enseñar hasta alguna cicatriz similar a la mía.
Y en este punto es cuando no te debe importar mostrarte como una persona de carne y hueso.
Si tu historia tiene un momento en que lo pasaste mal, en el que dudaste, en el que cometiste un error, cuéntalo.
El mundo no es de color de rosa y, créeme, no sabes cuánta falta hace normalizar las situaciones difíciles, pero ¡cuidado!, tampoco hagas una tragedia griega, intenta ser positivo incluso ante las adversidades.
Y si usas un poco de humor con sentido en tu storytelling, la conexión la tienes más que asegurada.
Sacar una sonrisa a alguien es complicado, pero si las comisuras de los labios se arquean hacia arriba es porque has conseguido que empaticen contigo.
¿Cómo conseguirla? Con la práctica. E incluso aunque practiques mucho, habrá veces que ese toque de humor no funcione algún día.
Confianza (con uno mismo y que confíen en ti)
Este logro es doble.
Por un lado, crear tu storytelling significa contar parte de tus vivencias, algo personal que en cualquier otra situación solo contarías a tus amigos y familiares.
No tienen que ser los detalles más íntimos de tu vida si no quieres. Lo bueno que tiene este tipo de comunicación es que tú eliges qué cuentas y hasta dónde.
Contar una historia ajena a personas que no conoces suele ser más sencillo, pero contar tu propia historia te obliga a confiar en ti mismo.
Recuerda: tu historia es única, no hay otra igual, confía en ella.
Y ahora el segundo logro.
No solo puedes mejorar tu confianza, también puedes hacer que otras personas confíen en ti.
Comunicar significa, en parte, transmitir tus valores a las personas que te leen o te escuchan.
Si están en sintonía con los de tu público se verán representados en ti y comenzarán a confiar en tu mensaje.
Si te cuento la historia de mi caída en bici y que ese hecho me sirve para perseverar y, pasados los años, para aprender a comunicar y te lo demuestro, te vas a fiar de mí porque estás comprobando que los resultados son ciertos.
Por eso es importante que tu historia y tus resultados sean verídicos. Lo auténtico aporta confianza.
Una vez conseguida, todo es más fácil, o ¿acaso tú seguirías a alguien con el que estás en total desacuerdo ético?
Tendemos a rodearnos de personas con las que tenemos cosas en común y la confianza es el nexo que te permite conseguirlo.
Que te recuerden
Este es el objetivo principal que debes buscar.
Ser recordado.
Puede que no se acuerden exactamente de qué les has contado, pero todos nos acordamos de cómo alguien nos ha hecho sentir.
Cómodo, relajado, emocionado, contento… son sensaciones a las que vas a querer volver una y otra vez.
Igual que tú, todas las personas buscan estas buenas vibraciones.
Que tus storytellings sean los detonantes de estas percepciones tan positivas van a hacer que te recuerden porque provocas bienestar.
El storytelling no es magia, pero tiene poder.
Úsalo con precaución.
Storytelling y los vínculos personales
Con esta forma de comunicar no solo perseguimos un objetivo, sea cual sea. Buscamos establecer vínculos con otras personas.
Contar una buena historia aunque sea para hablar de los resultados económicos del trimestre de una empresa, provoca una o varias reacciones como las que te he contado antes.
Estas reacciones hacen que la atención en tus palabras aumente.
Si consigues la atención del público has conseguido que se interesen por ti o, al menos, por lo que le cuentas. Acabas de establecer un vínculo comunicativo y gracias a una buena comunicación, puedes llegar a establecer uno emocional con las personas que acaban de conocer tu storytelling.
El único secreto para que lo consigas y para que conecte es la práctica, pero el equipo de Joaquín Guerrero | Communication Trainer es consciente de que las primeras veces son las más complicadas.
Por eso, hoy te regalamos 10 consejos para que comiences (con buen pie) a crear tu storytelling.
Lo puedes descargar en el botón de abajo.
Úsalos y cuéntanos cómo te han ayudado, a nosotros también nos gustan las buenas historias.