En este artículo os hablo sobre esas primeras veces que nos enfrentamos a un público reflexionando sobre qué expectativas les recomiendo tener amis clientes de mis sesiones 1 to 1. Las primeras veces son difíciles pero necesarias. Lo mejor que podemos hacer es reírnos de nosotros mismos, ser pacientes y aprender de cada presentación.
1. Cada persona Tiene su voz propia.
2. La oratoria es una carrera a medio y largo plazo.
3. Guardar silencio delante de tu público como estrategia de captación.
4. La oratoria es una carrera a medio y largo plazo.
5. Consejos para sobrevivir a tus primeras exposiciones.
Cada persona su tiene voz propia.
La lucha por ser el mejor hablando en público es una carrera sin meta ni salida. Las palabras no compiten en las olimpiadas, los mensajes no tienen que medirse y registrarse con cronómetros.
Hay una manera única de comunicarte con fuerza y honestidad propia de cada ser humano. Cada persona lleva consigo matices que combinan mejor con sus gestos. Cada orador tiene una mirada acorde con sus ojos. Lo bonito y divertido es jugar con la materia prima con la que nacemos. (mi trabajo consiste en dirigir vuestros matices y hacerlos más conscientes de vuestra genialidad). Sacarnos todo el partido posible es nuestra responsabilidad. Debemos a la vez reírnos de nuestras contradicciones y aceptar que cuando nos subamos las primeras veces a hablar delante de un público puede que no consigamos que el público se levante y grite de fervor.
No importa. A nadie le sale un pastel a la primera. El pastel lo horneamos tranquilos en casa. Cuando nos sale mal, lo probamos, nos reímos y lo tiramos. Hacemos otro nuevo y arreglado.
Si quieres saber cómo sacarte lo mejor de ti mismo e iniciar este camino para llegar a hablar con fluidez delante de un público te invito a probar una sesión de prueba conmigo en Barcelona.
La oratoria es una carrera a medio y largo plazo
El escenario, o cualquier situación en la que tenemos que realizar una presentación oral, no es un horno. aunque sí que puede conseguir que se nos suban los calores, que nos pongamos rojos, que nos tiemble el pulso. Porque las cosas que importan de verdad nos ponen muy nerviosos.
Hablar en público es una carrera a medio y largo plazo. Tenemos que estar preparados para que nos salga fatal antes de que nos salga muy bien. Tenemos que aceptar que no somos superhéroes y darnos permiso para mostrarnos vulnerables delante de los demás.
Con el tiempo, a base de análisis, de ensayo y error, de entrenamiento, se va mejorando. Gestionas tus emociones y consigues que la persona que tose ya no te afecte, comprendes, que el que sale a hablar en mitad de tu exposición, lo hace porque tiene que hacerlo y que nada tiene que ver contigo.
Es un proceso que merece la pena. Pero me gusta preparar bien a los clientes de mis sesiones 1 to 1. Les aclaro que es conveniente bajar las expectativas y realizar mis formaciones de un modo regular con un mínimo de 3 meses de duración. Cuando comencé a bailar nadie me dijo que podría dar piruetas triples tras un par de semanas, tarde años en conseguirlo. Lo mismo ocurre con la oratoria. Y sin embargo, ¿cuántos no sueñan con ir directamente a un TED en California? ¿Cuántos no quieren ser directamente Jezz Bezos?
Personalmente prefiero preparar discursos de profesionales que entienden que se puede comenzar más despacio, y que despacio también se vive muy feliz. De hecho, cuando vas despacio todo se aprecia mucho más.
Guardar silencio delante de un público como estrategia de captación.
En escena ir despacio significa respirar, guardar silencio. Pocas cosas ayudan más a mis clientes que pararse de vez en cuando a respirar, analizar su postura, observar lentamente al público. Porque cuando miras algo y sientes las cosas con profundidad, por muy lento que lo hagas, podrás captar la atención del público más complicado. Tendemos a lo contrario. Nos aceleramos cuando estamos nerviosos. Es lo más natural del mundo. Por ello, el trabajo de la oratoria es tan profundo, es casi como meditar. (recomiendo encarecidamente cualquier forma de introspección para entrenar la oratoria, ya sea Mindfulness, meditación zen, escalar montañas, salir a correr, o lo que cada uno elija como método para conectar con su cuerpo y su respiración)
La meditación y la oratoria.
¿Y qué tendrá que ver hablar en público con meditar? Tienes que ser capaz de controlar continuamente tus emociones, de observar a la vez que expresas, de mirar a la vez que dejas que te miren. Y observar, y ser capaz de analizar y sentir antes de actuar es una habilidad para la que la meditación puede ayudarte mucho.
Eso sí, cada persona medita como quiere. Hay personas a las que caminando en silencio ya consiguen lo mismo. Personalmente creo que practicar la respiración consciente sin meterse no tiene que ser nada espiritual, no hay que sentir los chakras, tan solo consiste en escucharte un poco y aprender de esa quietud que a todos, en la sociedad actual de las redes sociales, nos hace tanta falta.
Consejos para sobrevivir a tus primeras exposiciones.
Os voy a dar algunas ideas que pueden ayudaros a lidiar con esas primeras veces en las que las cosas pueden que no salgan tan bien como esperabas. Estos consejos te ayudarán a aprovechar esas primeras presentaciones y que no te dejes desanimar.
1. Cuando alguien mira su teléfono no suele hacerlo por aburrimiento. Lo hace porque nuestra sociedad es adicta al móvil. Probablemente no se haya dado cuenta. Parpadeamos casi tanto como miramos nuestra pantalla.
2. Concéntrate en la persona que sonríe. Busca a gente en el público con la que conectes. Las que creas (ya que suele ser solo en tu imaginación) que no les gusta lo que dices, no te focalices en ellas. Céntrate en quien “te mira bien”
3. No hables jamás con nadie antes de subir y comenzar tu presentación. Céntrate en ti y en tu discurso. Las conversaciones de ascensores solo conseguirán que te desconcentres y te pongas más nervioso.
4. Si suena el teléfono, se cae una silla o ocurre algo inesperado aprovéchalo. Cuéntalo en voz alta, consigue que en lugar de una interrupción se convierta en un pequeño respiro para que tu público sonría y descanse.
5. Bebe agua si te quedas en blanco. Es un consejo muy típico pero funciona. Bébete una garrafa de 5 litros si hace falta.
6. Si notas que algo no funciona, cámbialo inmediatamente. Cambia de ritmo, cambia de postura, siéntate, muévete por el escenario. Cualquier detalle puede darte tiempo para pensar una estrategia, decidir un nuevo tema y continuar con tu exposición.
7. Recuerda. Tu discurso no es un pastel, no podrás repetirlo. Tienes una oportunidad. Disfruta de esa adrenalina.
8. Si repites un mismo discurso en lugares distintos recuérdate que las personas siempre son distintas. El tono que usaste en una ciudad puede no funcionarte en otra. Con público trata de no dar nada por supuesto.
9. Si cometes un error, si te quedas bloqueado, muéstralo, reconócelo. EL público te cogerá cariño si te muestras vulnerable. Si tratas de ocultarlo tendrás el resultado opuesto.
10. Si lo puedes evitar, evita usar powerpoints. La gente quiere verte a ti. Oírte a ti. El powerpoints hace años que dejó de ser obligatorio. Tu público te lo agradecerá.
Espero que este artículo os ayude a enfrentaros a hablar en público con paciencia.
Si quieres algunos otros consejos para hablar con seguridad aquí los tienes. Y sobretodo que disfrutéis de este proceso tan intenso y tan bonito como es dirigirse a una audiencia. Os va a pasar de todo en vuestra aventura escénica. Reíros a posteriori, no os dejéis amedrentar. Todos podéis aprender a mejorar vuestro discurso. Todos merecéis ser escuchados, lo único que hay que tener muy claro es que nadie se clasificó para las olimpiadas en el primer intento. Para ser bueno hay que entrenar mucho, y si entrenáis conmigo, pues mucho mejor.
Un abrazo.
Joaquín Guerrero.