Lo primero que tengo que hacer en mi trabajo es enseñar a speakers a hablar menos. Vienen a una sesión para aprender a hablar pero antes tienen que aprender a callar y escuchar su cuerpo, su postura, su presencia escénica. De esto os hablo en este artículo revisando la primera de las «12 Claves para ser un buen comunicador» de mi mini ebook. (Qué podeis descargaros al final del artículo)
Las palabras no nos sirven para rellenar huecos. Para eso están los ascensores. Un buen comunicador calla y otorga. Habla cuando toca y respira cuando se sube a un escenario. No tengas prisa por comenzar a hablar. Tómate tu tiempo.
Si respetas cada una de tus palabras, si te tomas tu tiempo al hablar y utilizas las palabras una a una, eligiéndolas, estarás respetando tu tiempo y el de los demás.
Tu mensaje tiene que ser más importante que tú. Busca lo que quieras compartir con los demás, lo que te tiene obsesionado y, cuando de verdad lo encuentres, entonces habla. No te subas para repetir el mensaje de otro. Sube para contar tu propia historia.
Tener prisa forma parte de otro mundo. No tiene cabida cuando hablamos en público. Las prisas hacen que las palabras se mezclen las unas con las otras, que nos perdamos y hagamos perder el hilo. No ayudan al mensaje ni al mensajero.
En un ascensor quizás nos venga genial comenzar hablando del tiempo. Con un público ya no necesitamos hacer lo mismo. Lo bonito de un discurso es que no se corresponde cien por cien con una conversación de cafetería. Tiene sus propias reglas y podemos conseguir que se convierta en un espectáculo siempre y cuando respetemos los tiempos y sobre todos los silencios. Y esto lo conseguiremos si vamos directamente al grano.
Para decir algo puedes llegar, callar, observar y decirlo directamente. Suelen sobrar introducciones vacías, como holas que tales, que no dicen nada.
Mi consejo es que cuando tengas a tu equipo frente a ti, creas en ti tanto como quieres que los demás confíen en lo que dices. Cualquier “gap” entre lo que dices y tu confianza hará que todo lo que digas no sirva para nada.
Cuando escribimos podemos subrayar una frase con negrita, con un subrayado normal, o poniendo la frase entre comillas. Cuando hablamos podemos subrayar de otras maneras:
- La principal es con pausas, antes o después de nuestro mensaje importante.
- Cambiando el tono, estirando un poco las sílabas.
- Alzando la voz.
- Con una diapositiva que muestra esa frase estrella que acabamos de pronunciar.
De todas estas opciones, te recomiendo que elijas el silencio siempre que puedas. Pero no un silencio cualquiera. Un silencio que te salga de dentro, que conecte al máximo con lo que acabas de decir, que te mantenga presente.
Callar delante de un público permite abrir un túnel directo a las personas que te escuchan. No puedes abandonar ese túnel cuando callas, no puedes pensar o irte a ningún otro lugar. El silencio en escena existe para que hables las cosas que no dices con palabras. La comunicación nunca se corta, nadie tiene que desconectar.
Si quieres profundizar sobre este tema te recomiendo que descargues el ebook completo abajo o que me sigas en mi canal de Youtube.